Hasta hace unos años atrás me di cuenta que mientras más carne comemos, menos comida hay para alimentar a otras personas. Esto se debe a que los animales de granja no son convertidores eficientes de alimento. Sencillamente, obtenemos menos calorías en la carne, la leche y los huevos de lo que ingerimos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación lo expresa de esta manera: «Cuando el ganado se cría en sistemas intensivos, convierte los carbohidratos y las proteínas que de otra manera podrían ser ingeridos directamente por los humanos y los utilizan para producir una menor cantidad de energía y proteínas».
En total, un tercio de la cosecha mundial de cereales y el 90% de la cosecha mundial de soja se destina a los animales de granja. Si estos cultivos estuvieran disponibles para las personas, hoy podríamos erradicar el hambre en el mundo. En cambio, esta noche, 820 millones de personas se irán a dormir con hambre. Comer carne no es sustentable.
Es ahora el momento perfecto para cuestionar nuestra alimentación y nuestros hábitos de consumo al mismo tiempo que demandamos al poder político y económico que garantice a toda la población el derecho al acceso a alimentos saludables de origen vegetal, a una nutrición saludable, y a un sistema de producción alimentaria y de comercialización justo y sustentable, sin olvidarnos del importante rol que cumplen la ayuda comunitaria, la solidaridad y todas las luchas sociales.
Creo firmemente que la comida es un derecho básico para todas las personas y que debemos preservar este derecho y asegurar que todas las personas tengan acceso a la comida, independientemente de su origen, género, religión, orientación sexual, situación socioeconómica o cualquier otro factor o característica de sus vidas.
Durante el año 2020 y 2021 junto con Million Dollar Vegan, Casa Animal Playa, Casa Animal Morelia y personas voluntarias de más de 10 ciudades en México entregamos más de 35,000 mil comidas a base de plantas en comunidades en situación vulnerable. También creamos alianzas con otros grupos de justicia social para llevar comida a base de plantas a quienes más lo necesitan. Trabajamos con organizaciones del gobierno y asociaciones civiles para difundir el veganismo y cómo podemos trabajar para tener un mundo más justo.