Me gustaría empezar por cuestionarte si, ¿al día de hoy sientes que ya conociste o encontraste al amor de tú vida?, piensa bien lo que vas a responder, cuestiónate incluso dos veces antes de responder un sí o un no, tomate tú tiempo…
Lista…. Si tu respuesta fue un SI ¡Felicidades! Lo has entendido todo.
Si tu respuesta fue un NO, no te preocupes hoy lo vas a conocer…
Espera, deja de voltear para ver si aparece alguien detrás de ti, sinceramente desearía que no estés esperando un hombre porque no, discúlpame, pero ¡No! jaja, no voy a sacarte un macho alfa, lomo plateado, pelo en pecho, barba de leñador de una caja de regalo.
Voy a presentarte al que deberías considerar el amor de tu vida, ese que ha estado contigo desde el día uno de tu existencia hasta hoy y que quizás no sabías que existía, me imagino que aún sigues sin saber de quién te hablo, toma el espejo y dile ¡hola! al amor más grande y puro que vas a conocer, ¡SÍ el amor de tu vida eres TÚ!
Puedo apostar que tanto tú como yo hemos vivido “engañadas” durante casi toda nuestra vida, Disney nos han hecho creer que el amor de nuestra vida debe ser un hombre guapo, fornido, ojiverde o un moreno sensual, hemos crecido con la idea de que el amor verdadero lo deberíamos encontrar en alguien más y no precisamente en nosotras mismas, nos han vendido la idea del corazón rojo el 14 de feb con el típico juntos por siempre, desde pequeñas nos han hecho creer que decirle TE AMO a alguien más sería experimentar el verdadero amor (en especial si se trata de una pareja); pero si me permites contarte, a mí en lo personal nunca me hablaron del te amo que debería decir todas las mañanas frente al espejo, de ese que debería entregar sin condición a ese ser que día a día se encuentra en una lucha constante por lograr la perfección, porque si bien es cierto y no me dejaras mentir desde niñas nos hacen competir con la niña de la clase para ver a qué mamá le salió mejor el peinado hoy, desde niñas nos vamos disputando ser la más bonita del salón, desde pequeñas nos encontramos en la inalcanzable lucha de lograr encajar en el grupo de las “populares” y conforme vamos creciendo la búsqueda constante por lograr la perfección se vuelve cada vez mayor hasta que lo convertimos en un reto. En un reto de 30 días en los que paso matándome con tacos de lechuga para poder lucir ideal en el verano con ese vestido que me compré en las rebajas pasadas y en el que me prometí que iba a entrar a como dé lugar.
¡Mamá, Papá! si tan sólo me hubieran hablado un poco de este otro tipo de amor posiblemente ahorita estaría disfrutando de éste cupcake sin temor a recuperar las calorías que perdí hoy en esa hora de spinn, quizás hoy le vendería a mis amigas la idea de que las “gordibuenas” también estamos de moda, probablemente no me daría pena subir a instragam el selfie que preferí guardar sólo para mí, tal vez hoy, cuando me desperté y me mire al espejo, en lugar de autocriticarme por el grano inmenso que me salió o por el pinche rizo que no se me aplaco me hubiera alegrado porque estoy aquí dispuesta a romperla otra cosa sería, por el sólo hecho de existir, porque VIVO, porque respiro, porque tengo dos manos, dos piernas, porque amanecí perfectamente imperfecta, porque aún sin maquillaje me sigo viendo linda para mí.
No sé si ya te habían hablado de este tipo de amor, no sé si ya habías experimentado la sensación de verte al espejo y decirte ¡wey!, ¡que pinche chula estás!, al carajo los estereotipos, al carajo las modelos de revista, (recuerda que no somos feas, sólo nacimos pobres). Es momento de mandar a volar todo aquello que no necesitas, todo eso que te hace mal, elimina de tu facebook a tu ex compañera que ahora es edecán de telcel y se cree que por tener 300 likes enseñando medio pecho es la más bonita de la generación, que te valga si tienes una talla más o una talla menos, que te importe un carajo si vas alineada o desalineada, que no te importe si aún después de 100 sentadillas diarias no tienes el culo de Kardashian, hazte un detox pero no de jugos verdes, desintoxícate de todo aquello negativo que te impida verte bonita y exitosa en lo que haces. Repítete una y cien veces me amo pero sobre todo, me acepto así con estos kilos de más, así con el grano espantoso que me salió, así con la uniceja que papá me heredo, párate frente al espejo y dile a lo que ves me gusto así como soy, con estas carnes que tengo demás para que tengan de dónde agarrar, me fascina como me va el cabello hoy, me gusto así con ese lunar que me hace tan peculiar, así sin manicure, así sin maquillar, así tal cual soy.
Me amo hoy y prometo hacerlo todos los días, porque me gusta lo que veo frente a mí, porque a pesar de todas aquellas etiquetas con las que he tenido que crecer me di cuenta que a nadie le voy a gustar más que a mí misma, nadie me aceptara mejor que yo en cualquiera de mis facetas aún incluso en esas en las que parece que ni yo misma me soporto, porque esa soy yo, y es de quien debo enamorarme. Dejemos de buscar el amor de nuestras vidas en alguien más, busca quién te complemente, pero reencuéntrate una y otra vez contigo misma, amate sin miedos, amate con la misma intensidad con la que crees que vas a amar a ese alguien más.
¡Amate chingao!, enamórate de esa persona que tienes frente a ti una y otra vez porque déjame decirte que Sí, efectivamente eres el amor más puro que vas a conocer, mírate al espejo una vez más y dile “Hola, al amor de tú vida”.