Me habito.
Y de ahí soy.
Soy el agua donde desde antes de nacer aprendí a respirar, soy la tierra que ha alimentado a mi boca e imaginación, soy las plantas que me susurran las respuestas que les hago cuando nadie me ve, soy el fuego que lo quema todo, que duerme en las cenizas y revive más fuerte.
Soy mi madre, mi padre, soy la sangre que corre entre las calles, entre mis venas.
Soy presente, pasado y futuro, hoy y siempre, porque inevitable me encuentro eterna en la memoria de quienes saben mi nombre.
Soy vida y muerte.
Vida que me regalan y muerte que me persigue.
Aterrada les digo que soy valiente habitante y dueña de mí, de mi cuerpo, mis pasos, mis pensamientos, sentimientos y de este corazón que se arrulla cantándole al territorio que la verá despertar por primera y última vez:
“…el machete escribió en nuestra historia: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”